Ahora, todo es digital y poco importa cómo está comprimido el sonido. Y nos sorprende descubrir que se ha llegado a intentar imprimir sonidos en multitud se soportes desde cilindros de cera a vetustos discos de pizarra.
Thomas Hood imaginaba la posibilidad de crear en el futuro un papel capaz de reproducir sonidos. «En este país de descubrimientos, cuando se ha descubierto un papel que por sí mismo copia los objetos visibles, ¡quién sabe si un futuro Niepce, o Daguerre no descubrirá alguna clase de papel de escribir Boswelliano capaz de repetir todo lo que pueda oír!» (Hood, 1839: 559).