La impresión de un texto ha de basarse en tres pilares fundamentales: funcionalidad, precio y estética. Aunando estos tres factores conseguirás un resultado final de calidad. Pero, para ello, necesitas conocer bien las características del papel, que tendrá una influencia directa en cómo se vean los trabajos. Generalmente, los papeles más empleados son offset y estucado, adaptándose cada uno de ellos a diferentes necesidades.

Qué son offset y estucado

Se trata de los dos tipos de papeles que más se utilizan en el mundo de la impresión. Aunque sus procesos de producción son iguales en las fases iniciales, el estucado (también conocido como couché o cuché) incorpora dos etapas adicionales. En la primera se aplica el estuco, de ahí su nombre; mientras que la segunda le da el acabado final, alisando el papel.

En su producción radica la principal diferencia entre ambos, lo que lógicamente tiene influencia en el resultado final. Así, podrás distinguir entre uno y otro porque el offset tiene un acabado más sencillo. Por su parte, el estucado deja una sensación táctil totalmente opuesta. Resulta más suave, además de ser más visible, especialmente cuando se trata de fotografías.

Las características de ambos tipos

Un tipo y otro comparten el privilegio de ser los reyes del sector, al emplearse mayoritariamente a la hora de imprimir multitud de trabajos. Sin embargo, resultan bastante distintos y su uso dependerá del tipo de resultado que busques.

El papel offset es siempre la opción más económica. Tiene unas características inferiores, siendo más natural y blanco y destacando por su porosidad. Aunque esta dependerá del gramaje, que oscila entre los 60 y los 350 gramos, por lo general estaremos ante un producto que absorbe mucha tinta. Un claro ejemplo es la típica hoja de papel de folio de toda la vida.

En el otro lado de la balanza tenemos el estucado, un papel que ha sido sometido a una mayor transformación. El resultado es un material de una mayor calidad que aviva los colores, siendo perfecto para trabajar con imágenes y gráficos. Admite diversas modalidades, con acabados tanto en mate como en brillo. Estos son más vistosos, pero a cambio reflejan más la luz y pueden ser difíciles de ver en ambientes muy soleados o iluminados.

¿Cómo escoger el papel más adecuado?

Conociendo estas características, nos resulta sencillo determinar cuál es el producto más recomendado en función del uso que le quieras dar. Esta variable es la más importante y no solo te dará un resultado final más adecuado, sino que te ayudará a ahorrar costes, especialmente cuando se trate de trabajos que permitan el empleo del offset.

Como decíamos, este primer tipo de papel se corresponde con el folio. De ahí que su empleo se recomiende para aquellos materiales en los que sea suficiente presentar este soporte, porque no requieran una alta resolución.

Puede ser el caso de material de lectura, libros, diarios de prensa, cartas, comunicaciones, envíos masivos o apuntes. Eso sí, si tu caso es este último ¡no calques demasiado con el rotulador! Recuerda que es poroso y, si tiene un gramaje bajo -inferior a 100-, podría llegar a romperse.

En cuanto al estucado, la variedad de usos es mayor. Resulta visualmente muy atractivo, por lo que será el soporte por el que debas optar cuando tengas que presentar imágenes, gráficos o cualquier otro elemento en alta resolución.

Con cuerpo y consistente, es el soporte de material publicitario (flyers, folletos o catálogos comerciales), así como de revistas. Aunque aparentemente resiste mejor la escritura, sus capas exteriores suelen hacer que la tinta se resbale y tarde en secar.

Ahora ya conoces a fondo offset y estucado, emplea el más útil para tus impresiones y logra resultados espectaculares.

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